domingo, 27 de julio de 2014

El tráfico privado en el eje del tranvía cae hasta un 70% en algunos tramos

Casi año y medio después de que la línea completa del tranvía empezara a funcionar, el tráfico privado en las calles por donde pasan los Urbos 3 sigue bajando con independencia del barrio que se estudie. Los sistemas de aforo constatan que se ha producido un descenso del tráfico de alrededor de un 53% en el eje tranviario con respecto a 2008 –según los últimos datos facilitados por el Ayuntamiento de Zaragoza relativos al año 2013–, aunque la situación varía según la calle, sobre todo si esta perdió carriles de circulación. Este es el caso de Fernando el Católico, por donde ahora pasan 13.200 vehículos de media diaria, mientras que en 2008 la utilizaban 41.600. Por tanto, se registra una reducción de más del 70%, si bien esta calle –antes una importante arteria de la ciudad para el tráfico privado– tiene ahora un solo carril en la mayor parte de su trazado.

El efecto que ha causado la llegada del tranvía en la zona de la primera fase –de Valdespartera a la plaza de Paraíso– ya era más o menos conocido. Pero lo que es novedad, y que ya puede constatarse tras casi año y medio con el servicio completo operativo, es el notable descenso del tráfico que también se registra en la zona de la segunda fase, como es el caso del Actur. Llaman la atención las calles de María Zambrano y Gómez de Avellaneda, que han pasado de superar los 25.000 pasos de vehículos al día en 2008 a quedarse por debajo de los 14.000, por lo que su uso ha caído a la mitad. En el puente de Santiago se registra el mismo efecto: lo utilizaban 37.800 vehículos de media diaria, y ahora solo cruzan el Ebro a través de él 13.600 al día, entre otras cosas por los cambios en la movilidad (no se puede acceder a él desde el Mercado Central porque esta zona se peatonalizó). Sea como fuere, la caída es del 65%.

También es por las bicis, la crisis… Este descenso de los aforos no se debe solo al tranvía, sino también a otros cambios en el modelo de movilidad (el creciente uso de las bicicletas y los cinturones), además de la crisis. Todas estas causas han reducido el tráfico global en la ciudad consolidada, si bien son descensos cifrados en alrededor de un 15% y que se quedan lejos de los registrados en el eje tranviario. Así se puede constatar en el uso de otros puentes de la ciudad. Si ya se había mencionado que el de Santiago –por donde pasa el tranvía– se ha quitado de encima un 65% del tráfico que recogía en 2008, la comparación con los aforos del puente de La Almozara lo dice todo. Este último era utilizado por 61.700 vehículos al día, y ahora lo cruzan unos 51.250. Por tanto, es un descenso de apenas el 17%, frente al 65% que registra el de Santiago.

Otro efecto que ha causado la llegada del tranvía es la mayor utilización de rutas alternativas por la propia ciudad consolidada para evitar usar las calles surcadas por las vías, ya sea por la reducción de carriles, porque a algunos conductores no les termina de convencer el sistema de prioridad semafórica dinámica, o porque han perdido algo de movilidad por la prohibición de algunos giros a la izquierda. De hecho, incluso se están notando ligeros repuntes en algunas de estas vías, como San Juan Bosco (que usan 4.100 conductores más al día) o Manuel Lasala (1.600 más).

No obstante, también hay calles que se utilizan con el mismo objetivo que pierden aforo, aunque esta reducción es inferior al mencionado 15% por el creciente uso de los cinturones, las bicis y la crisis, lo que hace pensar que también se han llevado una parte del tráfico que ha salido del eje tranviario. Este sería el caso de San Juan de la Cruz (que registra un descenso de solo el 8%) o Pablo Ruiz Picasso (-12%).

En cualquier caso, la llegada del tranvía no ha causado un colapso de las rutas alternativas al eje de los Urbos 3 (en su día algunos hablaron de que vías como Hernán Cortés, la avenida de Valencia, Manuel Lasala o Ruiseñores podrían verse inundadas de vehículos por la reducción de carriles en las calles del tranvía).

En conjunto, los cálculos aproximados que maneja el Ayuntamiento apuntan que, contando el eje tranviario y otras calles –también las rutas alternativas–, el tráfico en el centro se ha reducido alrededor de un 30%, con lo que el Ayuntamiento habría conseguido uno de sus principales objetivos en materia de movilidad: sacar coches del centro, con la consiguiente mejora en la calidad del aire, aunque habrá que esperar a que se recupere cierta normalidad económica para que los aforos se estabilicen y extraer entonces conclusiones más definitivas.

Heraldo.es 16/07/2014

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