sábado, 6 de octubre de 2012

La nostalgia del gobierno vs el desarrollo alternativo



Volvemos en esta entrada a darle vueltas a los Presupuestos presentados por el Gobierno de Mariano Rajoy para el 2013 y al PITVI. Si tuviéramos que designar ambos documentos con una sola palabra, con un solo calificativo, utilizaríamos “nostalgia”. Y eso es lo que tiene el Partido Popular, nostalgia por el ladrillo, por la burbuja inmobiliaria.
Y es que tanto los presupuestos generales como el PITVI tropiezan con el mismo “ladrillo”, permitiéndome aquí una licencia de otra entrada que ya utilicé. Y es que el Partido Popular echa de menos ese ladrillo, esa burbuja, esa especulación, ese quítenme de ahí esa calificación de suelo rústico para poner el de urbanizable y, de paso, llevarme unos billetes al bolsillo, mientras doy unos caramelos envenenados a la ciudadanía y les hago ver que “España vabien” y todos tan contentos.
Pero no voy a entrar en esa vorágine de acusar quien se llenó los bolsillos de qué porque habría mucho, de muchos y de muchas siglas, casi como combinaciones de dos o tres elementos se pueden hacer con el abecedario, de qué hablar.

Hoy me desayunaba con la siguiente noticia: “Mariano Rajoy vende las energías renovables españolas en Marruecos”, y tal como se desarrolla en el artículo, es “difícil de entender pero es una realidad palpable que uno de los presidentes del mundo que más recortes y dificultad ha puesto al sector de las energías renovables presume de ellas más allá de las fronteras españolas, donde sin ninguna impunidad las desprecia a diario”. 

Vamos, que el presidente del gobierno, no sólo elimina recursos para la investigación y el desarrollo de una fuente de riqueza que podría sacar a este país de la crisis y del déficit, sino que además, lo que queda, lo desmantela y lo vende a terceros países que el día de mañana nos venderán su producto a precio de oro, mientras aquí, sí, tendremos muchas casas, muchos edificios vanguardistas de Calatrava y muchas autopistas y líneas de AVE, pero nada con qué alimentar energéticamente al país. Más de lo mismo, no sólo en el plano del ajuste, sino también en la continuidad de las políticas: más ayudas a los coches, a las eléctricas, a las autopistas. Mariano Rajoy es  incapaz de pensar en otros términos.

El presidente y su gabinete debería aprovechar estos momentos, esta crisis, como el punto de partida de la transformación de la estructura productiva con la que reducir el déficit exterior de nuestra economía, y no persistir en antiguas sistemas productivos basados en la construcción que esta coyuntura nos han traído como pretende con los Presupuestos Generales para el 2013 y el PITVI. Orientar el tejido productivo en reorganizar un sector como el de las energías renovables que tan pujante pareció en años anteriores y que tanto el gobierno socialista como el actual han dejado de subvencionar y han aprovechado lo poco que había para venderlo al mejor postor. 

Y es que el gobierno y los partidos de la oposición no deberían olvidarse que uno de los principales problemas del país es la factura energética y que, por tanto, impulsar el suministro energético renovable puede encauzar la economía hacia adelante. Pero mal nos pese, este y el anterior gobierno, están muy atados a las exigencias de los grandes capitales, y que estos no dejarán que se les acabe el pastel mientras puedan. De la misma manera, esos grandes capitales (bancos en su mayoría) forman parte de los grandes grupos de construcción, por lo que volvemos como si de una pescadilla que se mordiera la cola fuera, al por qué del interés de este gobierno en seguir fomentando la construcción de nuevas autopistas de peaje pese al fracaso de las anteriores.
¿No sería mejor fomentar el transporte colectivo que podría ayudar a la vez a promover el empleo?¿No sería mejor invertir en innovación tecnológica para reducir la factura energética?
Y es que mientras no haya partidos políticos que trabajen de verdad para la ciudadanía y que no haya propuestas y políticas de cambio estructural, el país seguirá desmoronándose socialmente y económicamente.

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