jueves, 11 de octubre de 2012

El gobierno que creó la ley y cayó en la trampa



A las autopistas de peaje se les acaba el tiempo. Es más, las concesionarias de la Radial R-4 ya han declarado el concurso de acreedores, y de ahí a la quiebra sólo hay un paso.
El Ministerio no sabe ya qué hacer, algo que no nos sorprende, dada la improvisación a la que ya nos han acostumbrado los sucesivos gobiernos que han pasado últimamente por Moncloa.
Nueve concesionarias están al borde de la quiebra y cuatro ya se han acogido a procesos concursales, Madrid-Toledo, la R-4 Madrid-Ocaña, la Cartagena-Vera y la concesionaria de las radiales de Madrid R-3, Madrid-Arganda, y R-5, Madrid-Navalcarnero.
En un intento que parece ya una salida a la deseperada, el Ministerio quiere investigar los “desorbitados” (según ellos) importes que se pidieron por las expropiaciones de terrenos para construir las autopistas de peaje, tras detectar que se han pagado indemnizaciones a los propietarios de entre 20 y 30 veces superiores a las valoraciones de sus técnicos. El Ministerio está dispuesto a recurrir dichas esas expropiaciones en los tribunales para que sean declaradas "abusivas".
Según el Ministerio de Fomento, este sobrecoste ha sido uno de los principales factores que ha agravado la crisis de estas vías, junto con el de un tráfico muy por debajo del previsto.
En caso de que se llegue a la liquidación, el Estado tendría que hacerse cargo de parte del coste. Las cuatro empresas concesionarias que ya se han acogido a procesos concursales, participadas por constructoras y entidades financieras, suman un pasivo de 2.171 millones y realizaron una inversión de 3.338 millones.
Y es que muchos de esos terrenos fueron valorados por los tribunales de expropiaciones como urbanos en aplicación de la Ley del Suelo de 1998, que permitía valorar los terrenos en función de sus expectativas. Es decir, la misma ley que facilitó la burbuja inmobiliaria y ese exceso de ladrillo con el que se enriquecieron las entidades bancarias y del que tanto presumía el presidente Jose Mª Áznar, se ha vuelto en contra de las concesionarias de las autopistas que su mismo gobierno aprobó. ¡Qué irónico! ¿Verdad?

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