jueves, 22 de agosto de 2013

Una década pagando con paciencia el peaje de la N-VI

Con sus declaraciones y sus actos cualquiera diría que los vecinos de Nós se han vuelto locos. Se apuntan a montar un show a la ministra de Fomento, o sugieren declarar «personas non gratas» a los responsables de ese ministerio. De paso, salen a la calle y reparten folletos de protesta entre los conductores en el semáforo de O Carballo o se manifiestan sobre arcenes enlodados.

Pero no se han vuelto locos, nada más lejos. Ellos son, sin duda, los que pagan los peajes más caros de todo el entorno coruñés -ellos y los que han de pasar por allí todos los días por cualquier motivo-, y lo hacen sin dejar ni un solo euro en la correspondiente caseta.

Llevan una década pagando con su paciencia, algo de lo que ya no andan muy sobrados. La última oleada comenzó en el 2011 y es la que ahora los trae de cabeza. Se trataba de desdoblar la N-VI y hacerla más operativa. Tal vez el fin sea bueno, pero los medios empleados hasta ahora han servido para todo lo contrario.

Cubrir los 1,6 kilómetros que median entre O Seixal y la urbanización El Pinar es hacer una travesía en el desierto. Las colas se hacen eternas, pero peor aún es vivir al lado.

El polvo de las obras se cuela en las viviendas, los buses no pueden parar donde lo hacían, los arcenes son intransitables, las entradas a las fincas particulares están cortadas... Teóricamente las actuaciones acabarán este año, pero mientras no lo hacen el drama sigue. Lo malo es que llueve sobre mojado. El túnel de O Seixal ya supuso un tormento durante el 2005 y al año siguiente, la exigencia de un paso bajo la carretera N-VI un poco más adelante, en Iñás, llegó a sacar también a los vecinos a la calle.

Ya en el 2003 se hacían obras de mejora en la principal entrada a la ciudad, y desde entonces apenas hubo tregua, con mejoras que lo que van haciendo no es eliminar el cuello de botella que se forma a la llegada a la ciudad, sino alejarlo de ella. Sigue estando ahí, basta con padecer las retenciones de O Carballo. Es ahí donde el Ayuntamiento urge ahora a actuar. No está claro si Fomento lo hará o no -ya hay proyecto-, pero sí que la paciencia se seguirá gastando entre el vecindario.


Las obras eternas de fomento en Oleiros.

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