Esto es una tomadura de
pelo. ¡Si! ¡Así de contundente y de claro! Y es que no sólo no se deja caer a
los bancos que son los que nos han traído hasta esta situación de recortes de
servicios públicos y subidas generalizadas de tasas e impuestos, sino que
tampoco a las concesionarias de infraestructuras privadas.
Porque no olvidemos que en
épocas de vacas gordas, los beneficios se reparten solidariamente entre los
accionistas, pero en épocas de vacas flacas, vacas huesudas o vacas al borde de
la inanición, las pérdidas se reparten solidariamente entre todos, accionistas
y no accionistas. Una filosofía bastante ventajosa ¿no? Si gano, todo para mí,
si pierdo, a repartir entre todos.
¿Quién tiene la culpa de
esto? Podríamos apuntar directamente a Áznar con aquella mítica frase durante
la inauguración de la primera Radial, la R-2, anunciaba como un nuevo mesías
que España con este tipo de infraestructuras ya no era un país viejo y atrasado
que no dejaba de quejarse y que pasaba por la puerta grande a ser un país
moderno y próspero.
O podríamos apuntar a
Rodríguez Zapatero que durante dos legislaturas no sólo no movió ni un dedo
para adelantarse a lo que se le venía encima sino que abrió el cajón para
cubrir las deudas de las concesionarias de las autopistas.
Quizás la culpa sea de los
consejeros de las grandes constructoras que confiaron en que el crédito fácil
iba a mantener siempre a la gallina de los ladrillos de oro siempre en alza y
que, con la construcción y explotación de las autopistas iban a ganar dinero
indefinidamente.
Quizás la culpa es nuestra
por ser egoístas, avaros y tacaños y preferir las autovías que ya pagamos con
nuestros impuestos a las autopistas de peaje. No sé, quizás sí, sea nuestra
culpa por “haber y conducido por encima de nuestras posibilidades” o quizás por
callarnos y no haber respondido rotundamente con un ¡No! al derroche político.
Sea de quien sea la culpa,
lo que hay que hacer es mirar hacia delante, y acabar tanto con los créditos,
préstamos o como diablos les llamen a las concesionarias, por mucho que el
estado sea responsable subsidiario de dichas infraestructuras y, sobre todo,
con los nuevos proyectos faraónicos de otros políticos que quieren emular a los
que diseñaron en Moncloa la actual situación económica y social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario