viernes, 21 de noviembre de 2014

De la picaresca al miedo

Cuando en el año 2008 saltó la noticia de que el Gobierno de Portugal establecería peajes para circular en las autovías de su país, la incertidumbre inicial dio paso enseguida a una “picaresca” que corrió como la pólvora entre quienes decidían emprender un viaje al país luso. En Salamanca, provincia fronteriza, éstas salidas eran prácticamente una costumbre entre los vecinos de uno y otro lado de la frontera, por lo que pronto comenzó a extenderse entre la población la práctica de “pasarse de largo” los peajes desde la frontera de Fuentes de Oñoro, porque teóricamente “las multas no llegaban” y tampoco había un control que obligara a pagarlas. Eso si, la “clave” era no parar luego en ninguna estación de servicio portuguesa en las autovías, porque ahí es donde “podían pillarte”.

Esta era la consigna que pasaba de boca en boca, y amparados por el “todo el mundo lo hace”, fueron muchos los salmantinos que cogieron “carretera y manta” y continuaron con sus viajes a Portugal como si tal cosa. Sin embargo, han comenzado a aparecer informaciones que apuntan a que se están tramitando ya las reclamaciones a los más de 300.000 conductores españoles que hicieron caso omiso de la obligatoriedad del peaje y ahí es cuando ha comenzado a notarse el “miedo” a que lleguen multas, porque en la mayoría de los casos, no será ni una ni dos, sino “alguna más”.

Es casi imposible encontrar a una persona en Salamanca que en este tiempo no haya realizado algún viaje al país luso y son muchas las que confiesan que no han pagado, como es el caso de Inma García, una joven que organizó un viaje de verano al Algarve y aunque reconoce que sabía que había que pagar y su intención era hacerlo “religiosamente”, una vez que pasó la frontera, algunas autovías establecían la forma de pago habitual, pero en el resto no encontró dónde y “cansada” de no saber como actuar, optó por “la vía rápida”, el seguir para adelante.

Más común entre los salmantinos es el viaje al municipio de Aveiro y ahí si que no hay ni un solo peaje con barrera, tal y como señala otra viajera, María Lucas, quien una vez pasada la frontera con Portugal, buscó sin éxito un cartel que le indicara la forma de abonar el peaje, pero no lo encontró. Confiesa que sabía que por internet se podía hacer, pero prefería realizar el pago en metálico por no confiar mucho en el sistema on line y para evitar problemas después. Sin embargo, ahora reconoce que tiene miedo de que le comiencen a llegar los avisos por impago, sobre todo porque no sabe a cuánto puede acceder una posible multa.

La versión de quienes si cumplieron con la norma y pagaron los peajes, también coincide en el apartado de las dificultades que encontraron para hacerlo y aseguran que no es “apto para personas poco pacientes”, porque las trabas que se les pone son muchas. Así lo denuncia una de las usuarias, Arantxa Marcos, quien asegura que la forma de pago es “totalmente insuficiente”, solo admiten un tipo de tarjeta. En su caso, el importe que pagó en ida y vuelta fueron unos 18 euros en total, que se iban dividiendo a lo largo del camino en pequeños tramos, con peajes de 45 céntimos o 90 céntimos.

Otra viajera, Eva Juan, asegura que trató de informarse muy bien antes, pero después de todas las trabas que encontró se le quitaron “hasta las ganas” de viajar a Portugal, algo que asegura se pensará de ahora en adelante, por los problemas que tuvo. Pagó, afirma, porque de otro modo no se habría quedado tranquila, ya que además comenzaban a llegar las primeras informaciones sobre el cobro de multas.

En su caso tenía familiares portugueses pero destaca que ni ellos sabían muy bien como decirle. Finalmente encontró unas tarjetas por internet que se vendían en Correos y que se activaban a través del teléfono móvil, pero denuncia que tampoco allí conocían con exactitud su funcionamiento. Compró una de 40 euros, porque calcularon que ese importe sería suficiente para la ida y la vuelta a Lisboa, pero además, le recomendaron que fuera calculando las tasas, una tarea complicada cuando se trata de sumar cantidades de céntimos a cada pocos kilómetros. Al final y aunque pagó, lamenta que fue una experiencia negativa y en su pueblo, Fuentes de Oñoro, “todo el mundo” le dijo que no pagara, algo que reconoce acabó entendiendo.

Quienes más se han visto afectados por esta medida son los transportistas, tal y como recalca el presidente de la Asociación de Transportistas de Salamanca, Juan Luis Feltrero, quien denuncia que no se ha establecido un sistema adecuado y sobre todo al principio, los profesionales tuvieron problemas para realizar los pagos, porque por la noche, detalla, era complicado ver a qué puesto acudir y había que perder tiempo buscando.

Sin embargo, confirma que desde la asociación siempre han aconsejado a sus asociados que se ajusten a la legalidad del país por el que circulan, debido a que las consecuencias de no hacerlo puede acarrearles mayores problemas económicos, porque corren con el riesgo de que les inmovilicen el vehículo y esto supone un mayor perjuicio.

Uno de los camioneros que habitualmente trabaja en rutas portuguesas, Txema Sánchez, opina que es “penoso” el cobro de estas tasas y aunque explica que las autovías están en buen estado, la desinformación que hay al respecto es “total”. En su caso, la empresa para la que trabaja optó por cumplir la legalidad vigente una vez que se aprobó, pero llevan ya mucho tiempo haciendo rutas alternativas para entrar “lo más tarde posible” en tierras portuguesas y evitar así unos mayores costes.

El despacho de abogados que tramita las reclamaciones por impago desde hace un año y medio es el de Óscar Juan Hernández, situado en Huelva, y según detalla el propio letrado, la tramitación lleva un orden en el que la fecha es el criterio, es decir, las más antiguas son las primeras que se han comenzado a reclamar.

En Castilla y León explica que el número de incidencias que han registrado es “mucho menor” que por ejemplo en otras comunidades como Galicia y Extremadura, debido a que aún no se está solicitando el abono de las autopistas que antes estaban consideradas de “tipo scut”, abreviatura en portugués de sin coste para el usuario. Aunque después se ha establecido el pago de las mismas, éstas no disponen de barreras para el pago como en las autovías españolas y se abonan de forma automática al pasar el vehículo por los pórticos que se han instalado en las carreteras, siempre que se haya establecido el medio de pago con anterioridad.

Hernández detalla que de momento han comenzado a reclamar a los conductores que se han saltado los peajes de las llamadas vías verdes y no las de los pórticos, que es por ejemplo la que afecta a la de la frontera de Fuentes de Oñoro. Sin embargo, el abogado cree que “con el tiempo”, el Gobierno luso también las podrá reclamar.

En cuanto al sistema que han puesto en marcha para que se abonen los impagos, detalla que la primera carta la envía la empresa Gesphone, dedicada al cobro de deudas y que ha sido contratada por las concesionarias que gestionan las autopistas lusas. Si no obtiene respuesta, se envía la primera notificación extrajudicial por parte del despacho de abogados y si aún así no se realiza el pago, ya se reclama vía judicial.

Ante estas medidas, aseguró que el 50 por ciento de los usuarios optan por pagar sin acudir a los tribunales, porque muchos de ellos cree que no pagaron por desconocimiento o porque no existían facilidades para hacerlo y prefieren abonarlo cuanto antes. Otros, se saltaron los peajes de forma consciente y denuncia que hay quienes deben desde 8.000 a 40.0000 euros.

El abogado que gestiona este proceso resalta que de momento se están reclamando las cantidades impagadas de los peajes sin multas adicionales, solo se establece un recargo de 25 euros por las gestiones administrativas de la empresa para localizar al infractor.

El Bierzo Noticias.com 12/11/2014

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